Epílogo: El Regalo de la Vida
Hoy, mientras miro hacia atrás en mi vida, me doy cuenta de que el amor puede sanar las heridas más profundas. A los 61 años, me volví a casar con mi primer amor, y esa decisión me devolvió la vida. Meena y yo hemos creado un hogar lleno de amor, risas y esperanza.
La felicidad no se mide por los años vividos, sino por los momentos compartidos. Y en cada uno de esos momentos, he aprendido que el amor es el regalo más grande que la vida puede ofrecer.
Así que, aquí estoy, con Meena a mi lado, esperando lo que el futuro nos depara. Porque al final del día, lo único que realmente importa es el amor que compartimos y la felicidad que hemos encontrado juntos.